Inteligencia Artificial, sí, pero… ¿ética?
El desarrollo y el impacto de la tecnología y la Inteligencia Artificial es imparable y puede beneficiar más que perjudicar nuestro día a día. Sin embargo, los expertos señalan la importancia de garantizar la ética a la hora de crear e implementar estas herramientas. Hoy en día, las máquinas pueden realizar tareas complejas simplificando cualquier proceso, tomar decisiones autónomas y aprender de manera continua. Sin embargo, su rápida evolución plantea una cuestión fundamental: ¿se utiliza la Inteligencia Artificial de una manera responsable, ética y en beneficio de todos?
¿La Inteligencia Artificial es buena o mala?
Pilar Llácer, filósofa y doctora en Ética, invita a reflexionar sobre la manera en la que se desarrolla la Inteligencia Artificial, que será buena o mala, justa o injusta en función a cómo sus creadores la planteen. Para garantizar que se utiliza de manera responsable y en beneficio de la sociedad, la especialista plantea:
- Aplicar principios éticos sólidos desde el inicio del diseño de la Inteligencia Artificial. Los desarrolladores deben ser conscientes del impacto de este tipo de herramientas y crearlas considerando valores como la transparencia, justicia, imparcialidad o privacidad en el diseño de algoritmos y sistemas para minimizar sesgos y discriminación.
- Tener en cuenta su impacto. El fin de la inteligencia artificial es mejorar la calidad de vida de las personas. Es importante analizar su impacto social para diseñar este tipo de herramientas de manera que respeten los derechos humanos y fomenten una sociedad justa y equitativa, frente a cualquier tipo de brecha social y económica.
- Garantizar su transparencia y analizar sus resultados. Empresas y desarrolladores deben proporcionar a los usuarios y partes interesadas información clara y comprensible sobre cómo funcionan las herramientas de IA y cómo se toman las decisiones. También deben asumir los resultados de sus sistemas y sus consecuencias y analizar estos para corregir posibles errores.
- Colaborar para asegurar su ética y una regulación adecuada. Gobiernos, instituciones, empresas y sociedad civil deben colaborar para establecer estándares éticos claros sobre los que desarrollar la Inteligencia Artificial. Hay que fomentar el diálogo y la cooperación para crear herramientas que realmente beneficien a la sociedad en su conjunto, y establecer una regulación adecuada que garantice que la IA proteger los derechos humanos y la equidad.